En la actualidad comercializamos tamaños de 5, 6 y 9 pies de diámetro por 60 y 75 metros de largo. La forma de su empaque, en cajas, permite su fácil manipulación y almacenamiento.
Una vez embutido el grano en la bolsa, esta consume el oxígeno disponible generando una atmósfera rica en dióxido de carbono que inhibe su proceso respiratorio asegurando así una óptima conservación. Esta atmósfera se mantiene en el tiempo, impidiendo el desarrollo y proliferación de hongos e insectos, como así también el aumento de la temperatura de los granos.
En el caso del forraje, permite clasificar las reservas según su calidad, suplementar animales con distintos requerimientos y se logran materiales uniformes con altos porcentajes de digestibilidad. Con los forrajes opera el mismo principio de conservación anaeróbica.
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